Reflexiones de un matemático que a veces teoriza.
El fraude electoral
En un país sometido a la voluntad de los políticos compradores de conciencia y con un sistema cuyas libertades se manejan arbitrariamente, uno no puede dejar de sospechar que algo se oculta tras cualquier postura. La recién pasada elecciones municipales y congresuales del 16 de mayo 2010, le dan una bofetada a la democracia dominicana, valor que tanto le ha costado a este país, quizás digo esto porque creo que la verdad debe de prevalecer por encima de las apetencias personales, por militancia partidista, rabia por las artimañas o porque es un deber que me asiste.
Por una parte, es fundamental esclarecer la verdad de los hechos históricos. El profesor Juan Bosch y líder del PLD escribía y hablaba de mataderos electorales y creíamos en aquella oportunidad, que era un deber que reclamara sobre los fraudes que se realizaban en ese entonces, En el libro “Raíces de un poder usurpado, radiografía del proceso electoral dominicano de 1990”, el hoy presidente de la República, Leonel Fernández, hace un recuento pormenorizado de los procesos electorales desde 1966 hasta 1990 donde acusa al doctor Balaguer de falsificar cédulas, comprar votos, reprimir a la población, encarcelar y torturar opositores, muchos de los cuales terminaron asesinados. “Para alcanzar su objetivo de llegar al poder –decía Leonel- el doctor Balaguer se valió de todos los métodos o toleró su empleo, como fueron falsificación de cédulas, la compra de votos, el sufragio de militares y muertos, el cambio de urnas y el entierro en los cementerios de votos que favorecían al PRD”.
Conocer la verdad no corrige el pasado, pero ayuda a construir un futuro sin perversiones, o por lo menos a evitar que se repitan las infamias del pasado. El ocultamiento, por su parte, garantiza la repetición maliciosa. ¿por qué no se puede contar de nuevo en los lugares que creemos que hubo irregularidades, si eso te hace ser una autoridad legítima?, ¿por qué dejar al pueblo con la duda de que realmente ganaron?, ¿por qué hacer que nuestra sociedad prefiera la delincuencia en vez de la verdad?
No se tiene que militar en un partido para estremecerse con una manipulación política como la que vemos cotidianamente y escandalizarse con la estafa en que se han convertido las elecciones que se encuentran plagadas de trampas, y horrorizarse con los políticos que recurren al cinismo proclamándose triunfadores, sabiendo todas las infamias que han hecho para poder decir ganamos.
Seymour Lipset (1963) sostiene que un gobierno eficaz y que es percibido positivamente por la sociedad es un gobierno legítimo, lo que implica que pudo haber llegado al poder ilegítimamente. Este enfoque sugiere que el gobierno puede llegar a ser popular o bien aceptado; sin embargo, difícilmente se legitima, porque tiene un pecado de origen, aunque dada la manipulación de la sociedad, no se debe descartar que esa aceptación lo lleve a ganar elecciones, con lo que el gobierno se legitimará. Por su parte, Max Weber determina que la legitimidad se basa en un proceso legal y este son las elecciones; si las elecciones se conducen con honestidad, existe una base para la legitimidad. El factor electoral es central porque por medio de las elecciones se logra el consenso, y con consenso se construye la legitimidad.
No me hablen de progreso, porque el avance que estamos visualizando los dominicanos es el auge de la delincuencia, los políticos corruptos que nos desgobiernan, el deterioro al que han llevado la educación dominicana, en fin un sin número de anti valores que están llevando de a este país al retroceso. Si continuamos por este camino prepárense para tener que decir ¡viva el jefe! Leonel Fernández, en esta casa Leonel es el jefe y otros epítetos muy usados durante una dictadura.
Pueblo dominicano tu tienes derecho reclamar de manera pacífica, si crees que te han engañado, porque sino en el futuro tendrás que hacerlo de manera violenta.
Dicen algunos políticos que el poder es para usarlo, pero tu eres quien tiene el poder.